21 Mar
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Los ermitaños en tiempos modernos, especialmente aquellos que deciden vivir en una ciudad, han transformado la forma en que tradicionalmente se les percibía. 


A lo largo de la historia, el término ermitaño se ha asociado con una vida de aislamiento total, en un entorno rural o apartado, lejos de la sociedad, en busca de soledad, meditación o espiritualidad. Sin embargo, hoy en día, muchos eligen vivir de manera independiente y aislada dentro de contextos urbanos, sin necesariamente desconectarse completamente de la vida moderna o de la sociedad. 


Este tipo de vida puede ser muy variada y adaptada a las condiciones actuales. Aquí te explico cómo pueden ser esos ermitaños urbanos:


-Hay una búsqueda de la soledad y el retiro, sin desconectarse del todo:


A pesar de vivir en la ciudad, estos individuos buscan un nivel de aislamiento emocional o físico, pero no necesariamente se alejan por completo de la interacción social. Trabajan desde casa, o tienen profesiones que les permiten reducir su contacto social al mínimo necesario. 

Esto les da la sensación de retiro, pero sin los inconvenientes de estar completamente alejados de la civilización.

Por ejemplo: Pueden tener un trabajo freelance, como escritor, diseñador, programador, o artista, que les permita trabajar a solas, pero al mismo tiempo tienen acceso a tecnología, internet y otros medios para mantenerse conectados cuando lo necesitan.


-Viven entre el minimalismo y una vida sencilla:

Muchos eligen una vida minimalista dentro de la ciudad. Esto significa desprenderse de las posesiones materiales innecesarias y vivir con lo esencial. La idea es crear un ambiente tranquilo, sin distracciones, donde puedan enfocarse en sus pensamientos, sus proyectos personales o su espiritualidad.

Por ejemplo: Viven en espacios pequeños como estudios, tiny houses o incluso apartamentos compartidos, pero con una estética ordenada y funcional que minimiza el ruido visual y emocional. Esto les permite crear un espacio de paz dentro de la agitada vida urbana.


-Tienen prácticas espirituales o filosóficas:

Al igual que los ermitaños tradicionales, muchos de los que optan por una vida más retirada dentro de la ciudad buscan la espiritualidad o la conexión interna. Pueden practicar meditaciones diarias, yoga, mindfulness, o simplemente dedicarse a la autoobservación y el autoconocimiento.

Ejemplo: Algunas personas pasan horas en silencio o en meditación, ya sea en sus hogares o en espacios tranquilos de la ciudad como parques, templos o jardines. Su vida se caracteriza por una búsqueda interna, más que por una conexión con las normas sociales externas.


-Hacen desconexión digital intencionada:

A pesar de vivir en la ciudad y tener acceso a tecnología,  eligen hacer un esfuerzo consciente para desconectarse de las distracciones digitales y el bullicio constante. Esto puede significar limitar el uso de redes sociales, evitar el consumo excesivo de noticias o el uso de dispositivos electrónicos durante ciertas horas del día.

Ejemplo: Pueden usar aplicaciones de bloqueo de distracciones, tener un teléfono simple, o hacer “retiros” de la tecnología durante días específicos para centrarse en su bienestar personal.


-Relaciones mínimas pero significativas:

A diferencia de las normas sociales que promueven la interacción constante y las relaciones sociales muy cercanas, tienden a tener un círculo social más pequeño, pero profundo y significativo. Eligen cuidadosamente sus relaciones, buscando conexiones auténticas y sin las expectativas o superficialidades que suelen acompañar a la vida social moderna.

Ejemplo: Pueden mantener algunas amistades cercanas, pero prefieren relaciones que estén basadas en el respeto mutuo y la autenticidad, evitando círculos sociales grandes o superficiales.


-Exploración de la creatividad o proyectos personales:

Muchos ermitaños urbanos encuentran que el aislamiento y la soledad les permiten cultivar su creatividad de formas que no podrían hacer si estuvieran más involucrados en la vida social. Se dedican a proyectos personales que van desde la escritura, el arte, la música o el diseño hasta el emprendimiento en áreas más introspectivas.

Ejemplo: Dedicar horas a la creación artística, como la pintura, la fotografía o la escritura, es común en este estilo de vida. Se enfocan en su trabajo o pasión, sin las presiones de la vida social o las expectativas externas.-


-Cuidado de su bienestar emocional y mental:

La salud mental es una prioridad. Suelen ser conscientes de la importancia del autocuidado y de estar en contacto con sus emociones. Practican técnicas de manejo del estrés, reflexionan sobre sus propios pensamientos y emociones, y se enfocan en la gestión emocional para mantener el equilibrio.

Ejemplo: La meditación, los diarios de gratitud, o incluso la terapia psicológica pueden ser herramientas que utilizan para mantener su bienestar emocional, creando una vida interna que les brinde paz y estabilidad.


Con todo esto se puede decir que han adaptado el concepto de retiro a las exigencias y el entorno de la vida urbana. Si bien buscan espacios de soledad y paz, también están conectados a una vida que les permite vivir con el confort de la tecnología y los recursos que la ciudad ofrece. 

Su aislamiento no es necesariamente una huida de la sociedad, sino una elección consciente de priorizar su bienestar interno sobre las presiones sociales. No se trata de una vida triste, sino de una vida en la que ellos eligen cómo interactuar con el mundo, adaptando las tradiciones de los ermitaños a su contexto moderno.

¿Te identificas con esto o conoces a alguien así? 

¿Qué opinas al respecto?

Te abrazo fuerte.

Caro.

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